Las personas con TEA presentan un peor estado de salud que aquellas que no presentan esta condición, siendo más agravada en el caso de las mujeres.
Asimismo, hombres y mujeres con TEA presentan comorbilidades médicas con más frecuencia que la población general, así como comorbilidades con trastornos psiquiátricos que afectan a su bienestar físico y emocional y, por tanto, a su calidad de vida.