Detección Miniatura de manos que sostienen un informe y unas gafas de ver
y diagnóstico

La detección y el diagnóstico precoz son procesos clave para las familias de personas con TEA, por tanto, es necesario fomentar políticas públicas de atención temprana.
Bebé mirando a cámara con expresión tranquila y confiada

01¿Cómo se diagnostica el autismo?

Niño concentrado en encajar las piezas de un juego de madera

A veces, el TEA es difícil de identificar, ya que no existen marcadores neurobiológicos que nos permitan determinar si una persona tiene autismo o no. Solo podemos diagnosticarlo conductualmente, observando los patrones de comportamiento de la persona y su historial de vida e interacción con el entorno.

Esto se hace mediante una valoración especializada realizada por un equipo multidisciplinar de profesionales de la medicina, la psicología, la educación y el bienestar social con formación específica en TEA. Se tienen en cuenta los datos obtenidos de: exámenes médicos, valoración genética y evaluación psicológica y psiquiátrica (cognitiva, adaptativa, comunicativa, del bienestar emocional y de la conducta.

Dos niños mirando a cámara mientras toman un almuerzo saludable

Recibir un diagnóstico temprano es importante para que las personas puedan acceder cuanto antes a apoyos y servicios especializados, sobre todo en la infancia, cuando recibir atención temprana es una necesidad fundamental.

Algunas personas en el espectro del autismo llegan a la vida adulta sin ser diagnosticadas: principalmente, aquellas que no tienen discapacidad intelectual, que presentan habilidades lingüísticas adecuadas o cuyas manifestaciones clínicas se presentan de manera más sutil.

En general, cuanto antes se identifica y se interviene sobre el TEA, mejor es el pronóstico y la calidad de vida para las personas que lo presentan. Un diagnóstico tardío o incorrecto puede impedir que se reciban los apoyos adecuados y dificulta el desarrollo de las competencias personales y de estrategias positivas de afrontamiento de la vida cotidiana. 

La atención temprana es el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años diagnosticada de TEA o con riesgo de presentarlo, a su familia y su entorno.

Es esencial para favorecer el desarrollo y la calidad de vida de los niños y niñas autistas, así como el bienestar emocional de las familias. Los sistemas de atención temprana están respaldados por los principales tratados internacionales aplicables a los niños y niñas con discapacidad, como son la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

02Señales de alerta

En el desarrollo infantil temprano existen una serie de hitos que los bebés van adquiriendo conforme maduran e interactúan con el entorno.

Cuando algunos de ellos no aparece o lo hace de manera atípica o muy tardía conviene atender especialmente a algunos posibles indicios de TEA.

  • En este vídeo, te explicamos cuáles son estas señales y la importancia de detectarlas precozmente para que los niños, niñas y sus familias puedan acceder a una adecuada atención temprana.
  • Si eres un profesional de pediatría o atención primaria, haz clic aquí  

Entre los 12 y los 18 meses: 

  • Ausencia o limitada respuesta al propio nombre. 
  • No mirar hacia donde otros señalan.
  • No señalar para pedir algo; no mostrar objetos.
  • Respuesta inusual de rechazo ante determinados estímulos auditivos.

Entre los 18 y los 24 meses: 

  • Retraso o precocidad en el desarrollo del lenguaje.
  • No imitar gestos o acciones.
  • Formas repetitivas y no simbólicas de juego (ej. alinear objetos o abrir y cerrar puertas de forma repetitiva). 
  • Falta de interés por relacionarse con otros niños y niñas.

Estas señales, de forma aislada, no implican que un niño o niña tenga autismo, pero sí hacen aconsejable una evaluación especializada que confirme o descarte el diagnóstico.

No todas las señales se dan simultáneamente en todos los niños y niñas.

Antes de los 12 meses: 

  • Escaso contacto ocular.
  • No muestra anticipación cuando se le va a coger en brazos.
  • Irritabilidad o labilidad emocional.
  • Falta de interés en juegos interactivos sencillos (como las cosquillas, o el “cucú-tras”).

A los 12 meses: 

  • Ausencia de balbuceo, sonidos o palabras sencillas.
  • Escaso uso de gestos comunicativos (como señalar o decir adiós con la mano).
Manos sosteniendo tarta de cumpleaños infantil con velas encendidas

La fiesta de cumpleaños

Un vídeo que ayuda a reconocer los signos del autismo. Producido por el Gobierno de Gales y la Universidad de Cardiff. Adaptado y traducido al español por un equipo de profesionales de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Confederación Autismo España, junto a una persona con TEA, un familiar y una profesional vinculada a la intervención directa.
Miniatura de mujer adulta con gesto relajado

El diagnóstico en niñas y mujeres

Chica con cascos caminando junto a otras personas jóvenes por la calle

La investigación ha apuntado durante años a que el TEA se presenta cuatro veces más en el caso de los hombres que en las mujeres.3

No obstante, en los últimos años han crecido los estudios que señalan una diferencia menor en esta proporción, considerando una ratio de hasta 3,2 niños por cada niña.4

Existen varias explicaciones para este fenómeno:

  • Diferencias neurobiológicas. Existe evidencia de que las mujeres están más protegidas genéticamente respecto al TEA, de modo que necesitarían un impacto genético mayor que los niños para desarrollar autismo.5
  • Diferencias en las manifestaciones nucleares del TEA en niñas y mujeres. Las competencias sociales y de comunicación pueden ser mejores en el caso de las niñas.6
  • Sensibilidad de los instrumentos de detección y diagnóstico del TEA. La mayor parte de los instrumentos que se emplean en la práctica clínica para la detección y el diagnóstico del TEA se han desarrollado y validado con muestras de población esencialmente masculinas.7
  • Posible sesgo de género en la valoración diagnóstica que predispone a los profesionales a identificar otro tipo de trastornos en el caso de las mujeres y a obviar el autismo.8

El retraso en la detección y el diagnóstico del TEA incrementan el riesgo que tienen las niñas y mujeres de experimentar situaciones que pueden comprometer su calidad de vida, como dificultades de salud mental, sobremedicación, vulnerabilidad al acoso sexual o dificultades para relacionarse y hacer amistades con otras personas.

3 Baio et al., 2014. 4 Loomes et al. 2017. 5 Zhang et al. 2020. 6 Ratto et al., 2018. 7Kreiser y White, 2014. 8 Gould y Ashton-Smith, 2011.