Esto se hace mediante una valoración especializada realizada por un equipo multidisciplinar de profesionales de la medicina, la psicología, la educación y el bienestar social con formación específica en TEA. Se tienen en cuenta los datos obtenidos de:
Algunas personas en el espectro del autismo llegan a la vida adulta sin ser diagnosticadas: principalmente, aquellas que no tienen discapacidad intelectual, que presentan habilidades lingüísticas adecuadas o cuyas manifestaciones clínicas se presentan de manera más sutil.
En general, cuanto antes se identifica y se interviene sobre el TEA, mejor es el pronóstico y la calidad de vida para las personas que lo presentan. Un diagnóstico tardío o incorrecto puede impedir que se reciban los apoyos adecuados y dificulta el desarrollo de las competencias personales y de estrategias positivas de afrontamiento de la vida cotidiana.
En este vídeo explicativo, damos a conocer cuáles son estas señales y la importancia de detectarlas precozmente para que los niños, niñas y sus familias puedan acceder a una adecuada atención temprana.
Estas señales, de forma aislada, no implican que un niño o niña tenga autismo, pero sí hacen aconsejable una evaluación especializada que confirme o descarte el diagnóstico.
No todas las señales se dan simultáneamente en todos los niños y niñas.
No obstante, en los últimos años han crecido los estudios que señalan una diferencia menor en esta proporción, considerando una ratio de hasta 3,2 niños por cada niña.4
Existen varias explicaciones para este fenómeno:
El retraso en la detección y el diagnóstico del TEA incrementan el riesgo que tienen las niñas y mujeres de experimentar situaciones que pueden comprometer su calidad de vida, como dificultades de salud mental, sobremedicación, vulnerabilidad al acoso sexual o dificultades para relacionarse y hacer amistades con otras personas.
3 Baio et al., 2014. 4 Loomes et al. 2017. 5 Zhang et al. 2020. 6 Ratto et al., 2018. 7Kreiser y White, 2014. 8 Gould y Ashton-Smith, 2011.
El TEA acompaña a la persona desde el nacimiento.
Las características del autismo se hacen evidentes cuando empiezan a desarrollarse algunas funciones psicológicas superiores, como la comunicación y lenguaje, la comprensión de la mente de los demás o la flexibilidad cognitiva.
Para dar apoyo a un niño o niña con TEA, se debe llevar a cabo una evaluación exhaustiva de su nivel de desarrollo que permita aplicar estrategias generales de apoyo, basadas en las trayectorias típicas del desarrollo infantil, como:
También es importante informar, sostener y acompañar a la familia, al profesorado y a todas las personas adultas con las que se vaya a relacionar de manera frecuente, proporcionando información y recursos de apoyo siempre que sea necesario.
Ante todo, se debe priorizar el bienestar general del niño o la niña, garantizando no solo las oportunidades para el aprendizaje de habilidades, sino también que reciba una atención social y afectiva adecuada, que duerma bien, reciba una alimentación sana y realice ejercicio físico.
A medida que los niños y las niñas entran en la fase escolar, la elección del tipo de escolarización se convierte en una preocupación importante para sus familias. Es esencial que cada niño o niña tenga acceso a personal especializado de apoyo, a profesorado sensible con el autismo y a una variedad de recursos para la atención individualizada.
En caso de ser necesario, el plan de estudios debe adaptarse a los perfiles individuales de aptitudes y dificultades, así como modificar los métodos de enseñanza, para que todo el alumnado pueda alcanzar los objetivos educativos deseados, haciendo especial hincapié en el aprendizaje de conocimientos prácticos para la vida y en la adquisición de las habilidades sociales que les permitan convertirse en miembros de pleno derecho de la sociedad. Además, el profesorado de todos los entornos educativos debe ser consciente de las vulnerabilidades particulares del alumnado con autismo y, en particular, del alto riesgo de sufrir acoso escolar.
La respuesta educativa al alumnado con autismo y necesidades educativas especiales se organiza en dos tipos de educación:
La transición de la adolescencia a la edad adulta es un proceso en el que todas las personas experimentan cambios físicos, psicológicos, emocionales y también contextuales. Estos cambios requieren de una anticipación que permita a las personas en el espectro del autismo hacer frente a las exigencias tanto personales como académicas y sociales con las que se van a encontrar. Es importante proveerles de información sobre los recursos que están a su disposición en materia de formación, empleo y vida independiente y promover el aprovechamiento todas las disponibles oportunidades existentes en este sentido. De este modo se pueden prevenir dificultades relacionadas con el aislamiento y la exclusión social o la aparición de complicaciones emocionales y psicológicas.
Para muchas personas adultas con autismo, el acceso a un empleo es, probablemente, una de las preocupaciones más importantes en relación a su calidad de vida. La participación activa en el trabajo proporciona un programa diario significativo y estructurado, mejora la inclusión social y el rendimiento cognitivo y aumenta las oportunidades para acceder a una vida independiente. Aunque las personas con autismo tienen muchas dificultades para encontrar y mantener un empleo adecuado, cada vez hay más pruebas de la eficacia y los beneficios de los programas de empleo con apoyo tanto para ellas como para la sociedad en su conjunto.
El empleo se vincula directamente con la posibilidad del acceso a una vivienda propia y al desarrollo de una vida independiente y autónoma, fuera del hogar familiar, algo que es posible garantizar a través de diversas alternativas y modelos habitacionales especialmente adaptados a las necesidades de apoyo de las personas con TEA.
Otro aspecto relevante es el desarrollo de relaciones interpersonales significativas, tanto de amistades como de relaciones íntimas. La soledad no deseada y la falta de participación en la vida comunitaria son aspectos que merman la calidad de vida de las personas adultas con autismo.
Por último, es importante tomar en consideración las necesidades de salud, tanto física (con especial atención al seguimiento para las condiciones crónicas asociadas con el autismo, como la epilepsia) como mental (contribuyendo a reducir las tasas de ansiedad y depresión y minimizando el riesgo de suicidio) de las personas con trastorno del espectro del autismo, ya que su nivel de salud general es significativamente peor que el del resto de la población. También presentan un mayor riesgo de mortalidad temprana y suicidio.
Asimismo, los cambios asociados al envejecimiento entre las personas con trastorno del espectro del autismo se asocian con una probabilidad incrementada de sufrir deterioro cognitivo temprano, por lo que es importante garantizar para ellas un satisfactorio proceso de envejecimiento activo.