Por ello, además de centrar objetivos en el aprendizaje de habilidades y competencias, es fundamental promover un mundo más respetuoso y accesible con las personas con autismo, en el que también se atiendan las necesidades de sus familiares, proporcionándoles información y recursos de apoyo siempre que sea necesario.

El autismo acompaña a la persona a lo largo de toda su vida, por lo que la intervención debe ir orientada a proporcionarle los apoyos que necesite en cada etapa para que pueda desarrollar su proyecto de vida en base a sus intereses y preferencias. 

01Principios de intervención

Las intervenciones que se realicen con una persona con autismo deben guiarse por los siguientes principios:

Cada persona con autismo es única y tiene sus propias necesidades, capacidades e intereses, así como un contexto familiar y social particular.

Es preciso identificar y potenciar las fortalezas e intereses individuales, al mismo tiempo que se atienden sus diversas necesidades de apoyo.

Las necesidades de cada persona y sus circunstancias vitales cambian con la edad, por lo que la intervención y los apoyos deben ir adaptándose. 

Toda intervención debe orientarse a promover una vida digna y satisfactoria, tanto para la persona con autismo como para sus familiares y allegados. 

La intervención debe promover la participación efectiva en la sociedad de las personas autistas. Para ello, deben garantizarse los apoyos que necesite para que pueda disfrutar de los entornos, bienes y servicios en igualdad de condiciones. 

Se debe promover el ejercicio efectivo de los derechos de las personas con autismo, para que puedan participar plenamente en la sociedad como individuos de pleno derecho. 

Es importante identificar las barreras que el entorno impone a la inclusión de las personas con autismo y reducirlas para generar entornos tanto físicos como sociales que sean amigables y cognitivamente accesibles.

A la hora de planificar las intervenciones, es fundamental tomar en consideración las preferencias de cada persona autista, así como implementar aquellas prácticas con suficiente aval científico y garantías de calidad terapéutica.  

02Apoyos a lo largo del ciclo vital

Cuando un niño o niña es diagnosticado de autismo, debe acceder cuanto antes a los servicios y recursos de apoyo que necesita para mejorar su desarrollo y su calidad de vida.  Este conjunto de intervenciones especializadas dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años diagnosticada de TEA o con riesgo de presentarlo, a su familia y su entorno recibe el nombre de atención temprana. 

A partir de una evaluación exhaustiva del nivel de desarrollo del niño o niña, se establecen las intervenciones adecuadas, siempre basadas en la evidencia y desarrolladas por equipos interdisciplinares en ámbitos como: 

  • Promoción del juego espontáneo, simbólico y de la imitación 
  • Fomento de la comunicación verbal y no verbal, el disfrute y la atención compartida 
  • Promoción de oportunidades de interacción recíproca con otras personas 
  • Entrenamiento en habilidades adaptativas y de autonomía personal 

Los pronósticos de los niños y niñas con autismo son siempre más favorables cuanto más precozmente sean estimulados. Además, la atención temprana contribuye a prevenir la aparición de otras condiciones de salud mental o sintomatología añadida al TEA en el largo plazo, como alteraciones de conducta, trastornos depresivos o problemas de ansiedad. 

Pese a ello, el ordenamiento jurídico español no tiene, a día de hoy, una normativa de carácter estatal que regule el sistema de atención temprana, siendo las comunidades autónomas las que ostentan las competencias para gestionar estos servicios en sus correspondientes territorios.  

Recursos de consulta: 

La educación obligatoria comienza en España a los 6 años. La elección del tipo de escolarización es una preocupación importante para las familias con hijos e hijas con autismo, ya que deben optar por el modelo educativo que mejor se ajuste a sus necesidades, capacidades e intereses. 

La respuesta educativa al alumnado con autismo se organiza en dos tipos de educación: 

  • Educación ordinaria: de forma generalizada, el alumnado con autismo se escolariza en los centros y programas ordinarios, recibiendo apoyos con distintos niveles de intensidad y especialización.
  • Educación especial: para alumnado con Necesidades Educativas Especiales (NEE) que requiera una serie de apoyos especializados de los que no pueda hacerse cargo la escuela ordinaria. 

En ambas modalidades se debe garantizar una educación de calidad al alumnado con autismo, que pasa por disponer de los ajustes razonables y los apoyos individualizados que la persona precise en cada etapa para conseguir no solo el éxito académico, sino también la adquisición de habilidades que promuevan su desarrollo personal y su participación social. 

 También es fundamental que todos los miembros de la comunidad educativa tengan formación específica en TEA y fomenten el respeto a la diversidad, para prevenir posibles situaciones de abuso y acoso escolar al alumnado con autismo. 

Recursos de consulta: 

La transición a la edad adulta es un proceso en el que todas las personas experimentan cambios físicos, psicológicos y emocionales. Las personas con autismo requieren de una anticipación que les permita hacer frente a las exigencias que les va a suponer esa etapa, para prevenir dificultades relacionadas con el aislamiento y la exclusión social o la aparición de complicaciones emocionales y psicológicas. 

También es necesario proporcionarles la información sobre los recursos que están a su disposición en materia de formación, empleo y vida independiente, para que puedan ir armando su proyecto de vida en función de sus preferencias.  

Recursos de consulta: 

Las personas con autismo tienen muchas dificultades para encontrar y mantener un empleo, algo fundamental para promover su participación social, aumentar las oportunidades de acceso a una vida independiente y mejorar su calidad de vida. Por ello, es fundamental que puedan acceder a una variedad de experiencias laborales y oportunidades de empleo (empleo con apoyo, programas de orientación profesional e intermediación sociolaboral, unidades especializadas, etc.), contando con los apoyos necesarios.  

Además, las personas con autismo tienen un peor estado de salud que la población general y presentan comorbilidades médicas con más frecuencia, lo que afecta a su bienestar físico y emocional. Por ello, es preciso garantizarles una atención específica e integral a salud durante toda su vida, ajustada a sus necesidades y características de cada momento. 

Asimismo, los cambios asociados al envejecimiento se asocian con una probabilidad incrementada de sufrir deterioro cognitivo temprano, por lo que es importante que los hombres y mujeres con autismo disfruten de un envejecimiento activo, optimizando oportunidades en salud, participación y seguridad con el fin de mejorar su bienestar a medida que envejecen. 

Recursos de consulta: