Los rasgos del autismo aparecen de forma progresiva y sutil en la primera infancia, de modo que su identificación y diagnóstico es, en muchas ocasiones, tardío. Los primeros signos del autismo se detectan habitualmente alrededor de los 12-18 meses de vida de los bebés, tanto desde el seno familiar como desde los contextos educativos. Suelen reflejarse en preocupaciones de las familias como “mi hijo/a no me mira cuando interactúo con él”, “todavía no ha empezado a hablar”, o, en el caso de la escuela, que “no parece interesarse por los otros niños”, etc. Sin embargo, muchas veces no se realizan valoraciones diagnósticas que confirmen o descarten el diagnóstico hasta que los niños/as alcanzan los 3 o 4 años de edad, ya que muchas veces se resta importancia a estos indicadores de alerta sobre el desarrollo y se espera demasiado tiempo antes de hacer las evaluaciones pertinentes.
La línea estratégica número 6 prima todas aquellas acciones que fomenten y promuevan los sistemas detección, diagnóstico y atención temprana del autismo, con el objetivo de:
Por todo ello, es fundamental que toda la sociedad, pero especialmente los y las profesionales de atención primaria y la comunidad educativa, estén familiarizados/as con las señales de autismo más frecuentes o significativas en cada momento del desarrollo temprano (0 a 6 años), como son:
Con el objetivo de dar a conocer estas señales a toda la sociedad, y coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Atención Temprana, Autismo España presenta una serie de materiales de sensibilización bajo el título “¿Conoces las señales tempranas del autismo?”.
Se trata de:
Es importante tener en cuenta que estas señales tempranas no abarcan la totalidad y la complejidad de las manifestaciones y matices del trastorno del espectro del autismo, y que pueden no ser una indicación definitiva del mismo, ya que cada niño y niña es único/a en su desarrollo.
Si las familias identifican estos comportamientos o tienen alguna preocupación sobre el desarrollo de su hijo/a, se recomienda buscar el consejo de un profesional de la salud o de la educación. Porque detectar las señales, diagnosticar el autismo e intervenir de forma temprana es clave para apoyar el desarrollo, potenciar las fortalezas y mejorar la calidad de vida de los niños y niñas autistas y de sus familias.