En este sentido, se ha abordado la situación actual de nuestro país en lo que respecta a la falta de incorporación de protocolos específicos de detección del trastorno del espectro del autismo en el seguimiento del desarrollo infantil realizados por los servicios de atención primaria. Algo que ya sucede en otros países, donde existen protocolos de cribado internacionalmente consensuados que están dirigidos a los profesionales de atención primaria.
Así, hemos hablado con Cesar Hernández sobre la falta de procedimientos homogéneos entre las Comunidades Autónomas para la detección de las señales de alarma que indican que el/la niño/a puede presentar TEA, profundizando en la desigualdad territorial en los tiempos y la calidad, tanto para acceder a un diagnóstico como también para recibir los servicios de atención temprana.
Entre nuestras propuestas a la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud hemos señalado la necesidad de incorporar herramientas de detección precoz del trastorno del espectro del autismo en la vigilancia rutinaria del desarrollo infantil, realizando un especial seguimiento de aquellos/as en situación de mayor riesgo genético de desarrollar TEA.
Para garantizarlo, hemos destacado la importancia de que la valoración diagnóstica especializada sea realizada por un equipo interdisciplinar, gratuita, y en el menor tiempo posible, a todas las personas que presenten una sospecha de TEA.
Las personas con autismo, en general, presentan un peor estado de salud que aquellas que no tienen esta condición. Son frecuentes algunos trastornos crónicos de salud, así como una elevada prevalencia de problemas de salud mental que pueden aparecer junto al TEA en las distintas etapas de la vida.
En todos estos aspectos, las mujeres con TEA se encuentran en una clara desventaja respecto a los hombres: sus diagnósticos son más tardíos, y por tanto el acceso a los servicios de apoyo especializados o a las prestaciones sociales se retrasa, su salud es peor y su tasa de desempleo, más alta. También experimentan un mayor riesgo de verse expuestas a situaciones de doble discriminación, y de sufrir abusos y violencia.
Por todos estos motivos, la población con autismo precisa de una adecuada atención sanitaria, que debe garantizar una atención especializada y de calidad a sus necesidades, considerando el impacto específico del TEA en los distintos ámbitos de actuación y competencia.
Desde Autismo España agradecemos el interés y sensibilización que la dirección general de Cartera Común de Servicios del Servicio Nacional de Salud y Farmacia ha demostrado con las problemáticas que le hemos trasladado y su compromiso para seguir avanzando en la homologación y homogeneización de los procedimientos de cribado que mejoren la detección precoz y la atención temprana al colectivo.