La apertura del curso ha vuelto a activar las alarmas ante un mal que no tiene fronteras y ante el que cualquier esfuerzo e inversión parece poca: el acoso escolar o 'bullying'. Se trata de un asunto muy serio, con cifras muy elevados, pero cuando hablamos de niños y adolescentes con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) estas cifras se disparan aún más.
Según un estudio realizado sobre niños, niñas y adolescentes en Estados Unidos, casi la mitad de los alumnos con TEA sufre acoso escolar. Una cifra cuatro veces mayor que la de la población general, considerando las mismas ciudades, las mismas escuelas, y las mismas aulas. A lo largo de un año de investigación, el 46,3% de los niños con TEA fueron víctimas de acoso mientras que en la población sin este tipo de trastorno o sin discapacidad el porcentaje fue del 10,6%.
No obstante, tal y como apunta Jose Ramón Alonso en su artículo “Acoso escolar y autismo”, “es posible que los niños con autismo que tienen dificultades de comunicación tengan dificultades para expresar y transmitir lo que les sucede en clase por lo que es incluso posible que ese alto porcentaje sea en la realidad aún mayor”.
En el caso de que lo cuenten a alguien, en su gran mayoría lo harán, en primer lugar, a su familia, después a algún profesor, y en último lugar a algún amigo o compañero de su edad. Estos datos contrastan con los de la población sin TEA puesto que los amigos son las personas a las que preferentemente se cuentan estas situaciones.
El estudio ha mostrado también que el bullying (acoso escolar en inglés) afecta con más frecuencia a niños y niñas que están integrados en una clase ordinaria que en aquellos que pasan más horas en clases para alumnos con necesidades educativas especiales.
Los alumnos con TEA son “perfectas víctimas” debido a diferentes cuestiones.
En primer lugar, las propias características que definen los TEA hacen que presenten dificultades en el ámbito de la comunicación social y en el manejo de las relaciones interpersonales. En muchas ocasiones no identifican los comportamientos de acoso como indicadores de agresión o burla, sino como señales de aproximación social por parte de sus iguales.
Asimismo, con frecuencia el contexto escolar no toma en consideración las dificultades específicas que el alumnado con TEA experimenta en el manejo del contexto social y en las demandas que éste presenta, y no proporciona apoyos ni adaptaciones para hacer que éste sea más accesible y facilite su inclusión social.
Todos estos aspectos hacen que los alumnos y alumnas con TEA resulten especialmente vulnerables y susceptibles de sufrir diferentes tipos de acoso, aislamiento y exclusión en el ámbito escolar.
Ante el aislamiento, las burlas y las humillaciones, los alumnos y alumnas con TEA experimentan un gran sufrimiento y ansiedad. Son altamente vulnerables y se sienten indefensos. En el artículo “Hablando del acoso escolar para fomentar las relaciones entre iguales”, se afirma que “como consecuencia del maltrato aparecen problemas diversos, semejantes a los que se dan en otras poblaciones, en el rendimiento escolar (me concentro menos), el desarrollo social (me siento más inseguro al estar con los compañeros, me siento solo, rechazado) y la inclusión educativa (no quiero ir al colegio)”.
Para evitar el acoso escolar es imprescindible la concienciación, la prevención y la respuesta activa de todos.
1. Centro educativo
La mayoría de las situaciones de acoso escolar se podrían evitar. De ahí que el trabajo de prevención sea una de las prioridades que se deba reflejar en el proyecto educativo del centro. En este sentido, la comunidad educativa debe ser capaz de crear las condiciones necesarias para fomentar la inclusión de todo el alumnado.
Especialmente relevante es el papel del profesorado y de los equipos de orientación, susceptibles de identificar e intervenir de manera directa ante las posibles situaciones de aislamiento o acoso escolar.
Ellos pueden (1):
2. Compañeros
La implicación de los demás compañeros y compañeras es también fundamental en la prevención y actuación ante casos de acoso y exclusión. Más de la mitad de los episodios de bullying se detienen cuando interviene el grupo de iguales.
La concienciación de los compañeros no solo servirá como medida preventiva para comprender porque el compañero con TEA actúa de determinadas maneras y no hacer de ello una burla, sino que también para fomentar su riqueza personal y el desarrollo de sus valores como ciudadanos y ciudadanas.
3. Familias de personas con TEA
Conscientes de la dificultad que puede entrañar que algunas personas con TEA identifiquen y comuniquen las situaciones de bullying, las familias deben facilitar oportunidades y estrategias que promuevan la comunicación con sus hijos sobre su día a día en el colegio, ya que ellos pueden ser los primeros que se dan cuenta que a su hijo le pasa algo.
Igualmente, deben potenciar la comunicación con los profesores, tutores, psicólogos, etc. del colegio.
Proponemos la lectura de estas dos guías editadas por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA):
Autismo Burgos participa en la iniciativa europea SPEAK UP, un programa de prevención y empoderamiento para niños con autismo como víctimas de abusos o autores no intencionados.
Adjuntamos dos publicaciones elaboradas dentro de esta iniciativa y que han sido financiadas con los fondos del programa específico europeo "DAPHNE III" (2007-2013), para prevenir y combatir la violencia contra niños, jóvenes y mujeres y proteger a las víctimas y a los grupos de riesgo:
Libro con pictogramas para denunciar el acoso escolar
[i] Hablando del acoso escolar para fomentar las relaciones entre Iguales. Juana Mª Hernández, Kevin van der Meulen y Cristina del Barrio. (Universidad Autónoma de Madrid). Comunicación presentada al XIII Congreso de AETAPI. Sevilla, 2006