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10.11.2022 Accesibilidad

¿”Persona “autista” o con autismo”? Lenguaje recomendado al hablar de autismo

  • Algunas personas con autismo y sus familias prefieren el lenguaje de la persona primero y, después, su condición; mientras que otras personas en el espectro prefieren el término “autista”.
  • Debemos respetar todas las opciones y evitar términos y expresiones que pudieran resultar ofensivos para las personas con autismo, así como el uso peyorativo de la palabra “autista”.
  • Un lenguaje adecuado ayuda a promover una imagen positiva del colectivo y a desterrar prejuicios sobre el trastorno.
persona autista o con autismo

¿Persona autista o con autismo?

La respuesta a esta pregunta no es concluyente. Ambas opciones son igual de válidas y vienen respaldadas por sus propios argumentos. Mientras la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, pone en primer lugar a la persona y después su diagnóstico, muchas personas en el espectro y sus familias se reconocen como “autistas” como una condición inherente a su persona.  

Desde Autismo España apuntamos a la importancia de utilizar siempre un lenguaje respetuoso con las personas con autismo, sea cual sea su elección personal; así como de emplear un lenguaje que contribuya a promover una imagen positiva y real del colectivo, evitando el uso de términos que puedan resultar ofensivos. 

A continuación, analizamos la diversidad de términos empleados para referirnos a una persona con TEA, así como aquellos que recomendamos evitar, aportando alternativas a su uso. 

¿Persona con autismo o autista?  

La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas (ONU) dispone que el término adecuado para referirse a este grupo de población sea “Personas con Discapacidad o Personas en Situación de Discapacidad”.  

La Convención entiende la discapacidad como una situación provocada por la interacción entre las personas, sus características y un medio físico y social no habilitado para acoger y apoyar la diversidad propia de la naturaleza humana. Por ello, se prefiere una definición de la discapacidad que ya no la plantea como una cuestión de salud o de rehabilitación, sino de Derechos Humanos. Así, se impulsa una visión positiva, alejada del modelo asistencialista, que la considera como una enfermedad que hay que curar.  

La perspectiva de los derechos, por tanto, pone en primer lugar a la persona y, después, su condición, es decir, su diagnóstico. Siguiendo este argumento, lo correcto para referirse a una persona que presenta TEA es:  

  • “persona con autismo”  
  • “persona en el espectro del autismo” 
  • “persona con TEA” 
  • “persona con trastorno del espectro del autismo” 

En esta misma línea se manifiesta el CERMI cuando se refiere a emplear el término de persona con discapacidad como el más adecuado para referirse al colectivo.

No obstante, hay personas en el espectro del autismo que se refieren a sí mismas y entre sí como “autistas”. Estas personas reivindican el uso del lenguaje de “la identidad primero”, porque consideran que el autismo forma parte nuclear de sí mismas. Consideran que la fórmula de “persona con” coloca el autismo fuera de su identidad y contribuye a aumentar el estigma de la condición. Además, sostienen, el autismo es una condición con suficiente importancia y prevalencia como para poder hablar de ella sin el paraguas de la discapacidad (si bien son conscientes de que en el espectro hay muchas personas que presentan discapacidad). 

Teniendo todos estos argumentos en cuenta, y en línea con la posición de Autismo Europa, organización que representa a las personas con TEA y sus familias a nivel europeo, podemos concluir que algunas personas con TEA (y sus familias) prefieren el lenguaje de la persona primero, mientras que otras personas en el espectro se autodenominan ‘autistas’. Ambas expresiones son igual de válidas. Lo importante es respetar la diversidad y las preferencias de cada una, especialmente si somos personas neurotípicas (es decir, sin diagnóstico de autismo).  

Términos o expresiones susceptibles de ofender 

Como hemos señalado anteriormente, hay algunos términos o expresiones que pueden resultar ofensivos para las personas con TEA y sus familias y que recomendamos evitar. Estos son los principales: 

  • Uso peyorativo de “autismo” o “autista”. Con frecuencia, leemos o escuchamos expresiones como “este Gobierno es autista” o “el comportamiento autista de esta persona”, con clara intención de descalificar o dar a entender que la persona a la que hace referencia vive ajena a la realidad o no muestra empatía. Insistimos en que las características del TEA son inherentes a la condición y no fruto de conductas conscientes o elegidas, de modo que decir que alguien “actúa de manera autista” resulta injusto y estigmatizante para el colectivo. 
  • “Enfermedad”. El TEA no es una enfermedad, sino una condición del neurodesarrollo. La persona nace con TEA y el trastorno le acompaña a lo largo de toda su vida. 
  • “Padecer autismo”. Debemos evitar el uso de verbos como “padecer” o “sufrir” ya que, además de implicar una clara connotación negativa, se vinculan tradicionalmente con enfermedades. Recomendamos emplear expresiones como “presentar TEA”, “tener autismo”, “estar en el espectro autista/ del autismo” o “ser autista”. 
  • “Personas con un desarrollo normal”. Es preferible utilizar expresiones como “personas con desarrollo típico” o “personas neurotípicas” para referirse a aquellas que no presentan TEA.

Desde la Confederación recomendamos emplear un lenguaje con el que las personas en el espectro se sientan cómodas, evitando aquellas expresiones o términos que puedan resultar ofensivos o hirientes y que solo contribuyen a mantener los estereotipos y prejuicios que aún hoy persisten sobre el autismo.  Un lenguaje adecuado contribuye a promover una imagen positiva y realista de las personas con TEA, lo que se traduce en una mayor comprensión de las necesidades del colectivo para avanzar en la mejora de su calidad de vida y en el ejercicio efectivo de sus derechos y libertades fundamentales. 

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