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11.11.2016 Sensibilización

Lectura recomendada: “La mirada de Ángel”

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La autora de ‘La mirada de Ángel’ se llama María Luisa Fernández, una bilbaína madre de dos niños: Sofía y Ángel, nacido en la primavera de 1985.

Este último es el protagonista de un libro que compila una serie de breves cartas dedicadas a él y a un posible lector en las que María Luisa va narrando la experiencia, a veces terrible y otras maravillosa, de una madre que vive las dificultades que sufre su hijo con autismo.

«Un viejo cuaderno se convertiría en mi fiel confidente, en el lugar de encuentro con mi hijo, con la esperanza de que un día hallaríamos un lenguaje para los dos», escribe la autora.

Según comenta el editor, Eduardo Riestra, padre también de una niña autista, este libro nació en el año 2010 cuando la autora estableció contacto con él en una de las reuniones de la asociación de padres de personas con trastornos del espectro autista a la que ambos pertenecen.

«En aquel primer encuentro la madre de Ángel me contó que conservaba un diario que había ido escribiendo durante algo más de quince años y que creía que compartirlo con otros padres y madres con el mismo problema que ella podría ser de gran ayuda», explica el editor.

Es así como ‘La mirada de Angel’ recoge entradas desde que el niño tenía casi tres años y fue diagnosticado de síndrome de West –desorganización de la actividad eléctrica cerebral: hipsarritmia– hasta que cumplió 18 años.

«Su lectura es una experiencia emotiva y muy enriquecedora que no dejará indiferente a ningún lector, pero además es un medio prodigioso para acercar a la sociedad una realidad que aún siendo parte de nuestra vida se mantiene en muchos casos como una gran desconocida», afirma Riestra.

De este modo, María Luisa va narrando desde el desconcierto que sufrió cuando a su hijo, a los seis meses de su nacimiento, le diagnosticaron –«estábamos desposeídos de lo que entonces hubiera supuesto un enorme alivio: otra familia que hablara nuestro mismo lenguaje, el del dolor, ese que no se ve ni se toca»– hasta el alivio que supuso cuando logró contactar con otra madre en su misma situación.

«Cuando por fin escuché su voz cálida, acogedora, también expectante —al fin y al cabo una perfecta desconocida estaba apelando a su sensibilidad— me fui tranquilizando. Sólo necesitaba escucharla, que me hablara de su hijo ya adolescente, para tener al menos una certeza en medio de tanta incertidumbre. Saber que podía mantener la esperanza, que la vida podía regalarle años a mi hijo, que también Ángel podría alcanzar la adolescencia. Hasta entonces sus dos años de existencia habían sido dolorosamente intensos: nuestros días se habían convertido en una carrera de fondo, una carrera contra el tiempo», escribe.

Toda una «bombona de oxígeno» como la que también recibirán otros padres con hijos afectados por algún trastorno del espectro autista que lean este pequeño libro y un testimonio sensible, luminoso y optimista que gustará a cualquier lector que se asome a esta experiencia.

Todos los ingresos obtenidos con la venta de este libro serán destinados a la Fundación Autismo Coruña.