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07.06.2019 Accesibilidad

La reivindicación de un centro educativo de Guadalix de la Sierra por la permanencia de una profesional especializada en autismo

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“Llevo 8 años en este cole y una de las profes que más me ha ayudado ha sido Inma” Así comienza Sami, un niño de 11 años con trastorno del espectro del autismo (TEA) su carta dirigida al director de su centro educativo. Inma es la responsable del aula TGD (Trastornos Generalizados de Desarrollo) en la que trabaja desde su creación hace 9 años. Recientemente, la profesora ha recibido una comunicación por parte del director del colegio, notificándole que el próximo curso será trasladada al centro donde tiene plaza fija, pues se encontraba en comisión de servicio desde casi hace una década. La oposición de la profesora, del propio alumnado, del profesorado y de las familias ha sido clara, reivindicando la permanencia de esta profesional en el centro.

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por una gran heterogeneidad, que da lugar a dificultades en la comunicación e interacción social, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta de la persona que lo presenta.  Requiere un abordaje integral de las necesidades de la persona, orientado a facilitar apoyos individualizados, especializados y basados en la evidencia, que promuevan su calidad de vida y el ejercicio efectivo de sus derechos. La intervención dentro del centro educativo supone en ocasiones un reto para los profesionales, pues implica una comprensión profunda no sólo del TEA en sí, sino también de las características propias de la persona y una consideración individualizada de sus necesidades, orientada no sólo a sus dificultades sino también a sus fortalezas, considerando una perspectiva integral que dé respuesta a las mismas y maximice el desarrollo personal. Aspectos que el mismo Sami refleja en su carta, cuando enumera aquello que la profesora le ha enseñado a lo largo de 8 años: “saber qué puedo hacer en una situación”, “respetar y relacionarme con los demás”, “comprender los sentimientos de los demás”, entre otros. Aspectos que reflejan que la implicación, la estabilidad, y la especialización de los profesionales favorece la atención de calidad a las personas con TEA. 

Es necesario por tanto insistir en que la educación es un área fundamental en el desarrollo de competencias para el futuro de la persona con TEA, que influirá de manera determinante en su autonomía personal y en su calidad de vida. Para garantizar este derecho a la educación, entendida en un sentido amplio y no reducida al logro de aprendizajes académicos, será imprescindible que el alumno/a con TEA cuente con todos los apoyos necesarios, que aseguren su máximo aprovechamiento, éxito y participación escolar, en un ambiente que le aporte seguridad y apoyo. Asimismo, será fundamental que exista una relación de colaboración estrecha entre todos los agentes implicados en la educación de la persona con TEA, incluyendo a aquellos vinculados al sistema educativo y también a la familia, u otros interlocutores significativos (servicios de salud, sociales, etc). Una dotación suficiente de recursos, y la estabilidad de los mismos, es esencial para que estos aspectos puedan ser cubiertos, de forma que la rotación, las ratios inadecuadas y/o la breve permanencia de los profesionales en los centros no favorece la adquisición de este conocimiento profundo sobre la persona con TEA, la especialización en el grupo o el establecimiento de un vínculo y una red de apoyo entre la familia y los profesionales involucrados en el desarrollo de la persona.

“No importa como seas. Tener discapacidad no tiene que impedirte lograr cosas (…) E Inma me ha ayudado a cumplir con esto”, comenta Sami casi al final de su carta.  Su visión es esencial para ayudarnos a poner el foco en qué se necesita dentro del ámbito educativo: recursos, formación, especialización, estabilidad, consideración de una perspectiva integral. Abordar estos aspectos de manera coordinada nos permitirá avanzar hacia una atención educativa de calidad para las personas con TEA. Por ello, desde Autismo España, se hace hincapié en la necesidad del incremento y la estabilidad de los recursos dentro de los centros educativos, de su formación y especialización, y de la atención integral coordinada a las necesidades de la persona, de manera que se garantice una respuesta de calidad a las necesidades específicas de las personas con TEA en el ámbito educativo.