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La prevención del suicidio, un reto particularmente difícil en las personas jóvenes con autismo

Dos de cada tres personas diagnosticadas de trastorno del espectro del autismo (TEA) en la edad adulta habrían contemplado el suicidio en algún momento de sus vidas. Así se desprende de los estudios de la Dra. Sarah Cassidy, investigadora del proyecto “Salud Mental en autismo” y profesora de la Universidad de Nottingham (Reino Unido). Y es que, como apunta Cassidy, “las conductas suicidas son algo común y preocupante en las personas con autismo”, pese a ser un asunto poco estudiado. 

La continua presión social, intentar enmascarar el autismo para encajar mejor en los contextos sociales, sentimientos de pertenencia frustrados, falta de apoyo social o dificultades para acceder a la asistencia sanitaria son algunos de los aspectos que señalan las personas con TEA como detonantes de estas conductas.

De ello se deriva que la prevención y la vigilancia del bienestar emocional de las personas con TEA, especialmente a lo largo de la infancia y la adolescencia, son fundamentales para minimizar este tipo de fenómenos y sus repercusiones a largo plazo. Otros factores, como la detección y diagnóstico precoz del autismo, la prevención y actuación frente al acoso escolar y la ayuda ante cualquier señal de alarma, también ayudan a prevenir la ideación o el intento de suicidio.

Día Mundial para la Prevención del Suicidio

Con motivo de la celebración del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebra hoy, 10 de septiembre, nuestra compañera María Verde, psicóloga del área de Investigación de Autismo España repasa en un artículo el estado de la cuestión, analizando los resultados de los principales estudios al respecto, las vías de prevención del suicidio y el impacto de la pandemia de la COVID-19 sobre la salud mental de las personas con TEA.