19.10.2024 Sensibilización,Tal Como Somos
“El alpinismo me da una felicidad inmensa, nunca he sido más feliz”
- Compartimos el testimonio de la deportista Vanesa Almeida, diagnosticada de TEA hace tres años.
- "Me propuse ascender el Mont Blanc y el Cervino en una semana, tuve buena meteo y conseguí las dos cimas más emblemáticas del alpinismo mundial. Esto me marcó y fue cuando empezó a nacer el sueño de escalar una de las montañas más altas del mundo: un ocho mil".
TESTIMONIO DE VANESSA ALMEIDA
Mi nombre es Vanesa Almeida Querejazu, nací en Vitoria-Gasteiz hace 46 años. Hace 3 años me detectaron Autismo de Alto Funcionamiento; soy un Asperger de Altas Capacidades. Hoy se llama TEA 1.
He dedicado mi vida al deporte. Con 9 años comencé a navegar en el Club Náutico de Vitoria y fue tal la pasión que sentí por este deporte que abandoné todos los demás que estaba practicando: en este momento formaba parte de un equipo de Esquí de Competición de Niños en Formigal.
Siempre fui una niña distinta, pero fue cuando llegué a la adolescencia cuando percibí plenamente que era distinta y no sólo eso, sino que el mundo me veía diferente. Ese impacto me generó problemas y sufrimiento, por lo que me centré completamente en la vela. Fue tanto lo que me centré que gané 3 Campeonatos de España y un Campeonato del Mundo. Realicé la Preparación Olímpica de Sídney 2000. Y fue cuando el Consejo Superior de Deportes me concedió la Medalla al Mérito Deportivo.
Años más tarde, descubrí la vela adaptada y me fascinó por completo. En ese momento dirigía un Club Náutico y dejé ese trabajo para comenzar a especializarme en esta faceta. Aquí en España no había ningún sitio y decidí irme de formación 3 meses a Nueva Zelanda. Ha sido uno de los mejores viajes de mi vida. Cuando regresé comencé a trabajar para una Fundación; dirigía el área de vela y formé dos equipos, y regresé de donde había salido. Me seleccionaron como Jefa de Expedición y Entrenadora del Equipo Paralímpico Español de Vela en Londres 2012, donde conseguimos nuestro primer diploma para nuestro país.
Aquí decidí retirarme del formato olímpico y paralímpico porque tenía un sueño personal: quería ser madre. Nacieron mis hijos, Aria y Alec. A pesar de los éxitos deportivos, ellos son mi mayor logro. Que una persona autista haya formado una familia es, sin duda, mi mayor éxito en la vida.
Fue en el año 2021 cuando conocí, a través de un curso de Esquí de Montaña, la montaña invernal y fue como si “hubiese inventado la pólvora”. Quedé completamente fascinada por la montaña. Contacté a un escalador profesional y fue con él con quién empecé a formarme técnicamente e interactuar con la montaña, progresando en aristas, haciendo escalada clásica o atravesando Picos de Europa por completo. Me propuse ascender el Mont Blanc y el Cervino en una semana, tuve buena meteo y conseguí las dos cimas más emblemáticas del alpinismo mundial. Esto me marcó y fue cuando empezó a nacer el sueño de escalar una de las montañas más altas del mundo: un ocho mil.
Al venir de la Alta Competición sé exactamente lo que necesito para hacer una planificación deportiva para un reto de este calibre. Por esto, además de un tutor técnico, comencé a trabajar con un entrenador mental, coach deportivo, José Vicente Cabas. Además el Dr. Aritz Urdampilleta, médico especialista en entrenamientos en Altitud, se encarga de la preparación física y la Nutrición deportiva me la lleva un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche, liderados por el Dr. Enrique Roche formando equipo con Dr. Néstor Vicente Salar y Dra. Nieves Blasco. De estos dos últimos lidero dos investigaciones científicas una sobre Fisiología del Deporte y Altitud y Nutrición Deportiva.
Mi objetivo es pasar antes por varias cimas de diferentes altitudes a modo de entrenamiento y planificación antes de afrontar un 8.000. El elegido es el Manaslu, 8.163 mtrs, formando cordada con el Alpinista Profesional de Al filo de lo imposible Juan Vallejo, en septiembre/octubre de 2025. Sería de esta manera la primera persona diagnosticada como autista en ascender una de las montañas más altas, un ocho mil.
Cuando fui regatista profesional sufrí mucho en el camino y cuando fui entrenadora del equipo paralímpico español también sufrí porque tenía un autismo “oculto”. A veces pienso si realmente tanto sufrimiento mereció la pena. Ahora mi vida es diferente, es mejor. Sabiendo lo que me ocurre, identifico los síntomas y me cuido para estar lo mejor posible para poder gestionar adecuadamente. El alpinismo me da una felicidad inmensa, nunca he sido más feliz. Ahora mi mayor objetivo es disfrutar del viaje, de la compañía y, si conseguimos la cima, será la guinda.
¡Fuerza, honor y mucha montaña!
Vanessa Almeida Querejazu