“Empezamos un nuevo curso escolar y es el mejor momento para la siembra de la empatía”
- Compartimos el testimonio de Ricardo, padre de Emma, una pequeña de 7 años con autismo.
- “Es fundamental un riego diario a base de amor, abonado con programas de patios inclusivos y la formación necesaria en autismo de profes y personal del centro".
Hoy compartimos el testimonio de Ricardo Clemente, padre de una niña con autismo de 7 años. En él se pone de manifiesto una vez más la necesidad de “conocer para comprender”. Tomar conciencia de la especificidad y variabilidad del espectro para así entender los apoyos que precisa cada persona con autismo. Porque ese conocimiento favorece la empatía, ponerse en el lugar del otro, para así poder construir entre todos una sociedad más solidaria y respetuosa con la diversidad. Una sociedad en la que todas las personas autistas puedan participar en igualdad de condiciones.
Testimonio de Ricardo Clemente, padre de una niña con TEA
Emma tiene siete añitos. Es una niña alegre y es mi entrenadora personal.
Su madre y yo nos ahorramos el gimnasio, ella se encarga con sus carreras infinitas de que hagamos ejercicio. Además, es nuestra coaching para que entablemos relaciones con el resto de la sociedad. Muchas veces, su forma de saludar es tocando el pelo a otros peques, o también, quitarle la pala a algún niño en la playa, con el fin de conseguir su atención.
Después, ya nos encargamos nosotros de disculparla ante los ojos, muchas veces inquisidores, de las personas que nos miran, porque ven en estas acciones comportamientos inaceptables. Quizás piensen que somos unos malos padres, y que estamos criándola para que sea una caprichosa sin educación.
Pues bien, este verano, cuando nos acercábamos a excusarnos, en esta ocasión porque Emma correteaba en círculo con un rastrillo ajeno en su mano levantada, la mamá de la pequeña propietaria nos dijo:
- Tranquilos, ya me ha dicho Claudia que es como Rodrigo.
- Eh?
- Si, es un compañero de clase que tiene autismo, y que es su amigo desde preescolar.
- Ah! Pues….
- No, tranquilos, no os preocupéis por nada.
- Jo, muchas gracias, da gusto encontrarse gente como vosotras.
- De nada, hombre. Mi hija aprende mucho de Rodrigo, nos llevamos muchas cosas buenas y me encanta que mi hija tenga la oportunidad de conocer a amigos dentro de la diversidad que tiene nuestro planeta.
Empezamos un nuevo curso escolar y, en muchos coles, cada vez más, os encontraréis Emmas y Claudias. Es ahora el mejor momento para la siembra de la empatía. Después, con un riego diario a base de amor, abonado con programas de patios inclusivos y la formación necesaria en autismo de profes y personal del centro, aseguramos una cosecha excepcional de frutos carnosos y dulces, en el mes de junio.
Un briconsejo más: es fundamental que nuestros cultivos reciban una atención coordinada centrada en sus características. Puede ser tan perjudicial un riego desordenado como la ausencia del mismo. Hemos de centrarnos en cada una de nuestras plantitas, todas y cada una de las personas que participamos en este proceso.
Un abrazo a todos y feliz curso!!
Ricardo Clemente