«No me avergüenzo de lo que soy porque no es algo malo. Aunque no siempre pueda decirlo y tenga que esforzarme para llegar a los estándares sociales que se me imponen».
Hoy compartimos el testimonio de Leo, una persona con TEA que se siente orgullosa de ser autista y que pide que se escuche a las personas con autismo para poder entenderlas y comprenderlas.
«Quiero empezar este testimonio diciendo algo muy importante para mí: soy autista.
Y digo soy, porque no se cura, porque no desaparece. Porque no puedes separar el autismo de mí como si de una prenda de vestir se tratara.
Soy autista, orgullosamente autista.
Seguramente, y por desgracia, habrá gente que no entienda mi reivindicación como persona autista o de dónde saco este orgullo.
Déjenme decirles que en esta comunidad he encontrado personas geniales, y que por primera vez he encontrado un grupo en el que ser yo sin miedo alguno.
Que no me avergüenzo de lo que soy porque no es algo malo. Aunque no siempre pueda decirlo y tenga que esforzarme para llegar a los estándares sociales que se me imponen.
Las personas autistas no somos criminales. Pero tampoco «angelitos azules» inocentes y puros. Hay autistas de todo tipo, igual que personas alistas (no autistas).
He tenido mis dificultades en la vida, y las tengo, y las voy a seguir teniendo. Pero no son exactamente por el hecho de ser autista.
Estas dificultades vienen en su mayor parte porque la gente no entiende y no quiere entender. Porque prefieren que gaste todas mis energías en «que no se me note» antes que acomodarme. Total, no van a ver mis colapsos cuando llego a casa, no van a tener que sobrevivir con mi cuerpo exhausto.
No voy a relatar mi historia por aquí. No creo que sea especialmente importante (y además no sé resumir, así que este texto se convertiría en una trilogía).
Escuchen a las personas autistas. Lean a las personas autistas. Si no eres una persona autista, no te expreses por nosotras».
Basta de arrebatarnos nuestro sitio.
Cálmense, aprendan, acomoden.
