El personal sanitario debe tener un conocimiento especializado sobre el autismo
Un factor que afecta al bienestar emocional durante la infancia y la juventud de las personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) son las dificultades relacionadas con el acceso a los servicios de atención al bienestar emocional y la salud mental.
En el marco del modelo de calidad de vida (Schalock, 2007), el acceso a servicios relacionados con la salud supone un indicador del bienestar físico de una persona. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que las personas adultas con TEA, en comparación con personas con un neurodesarrollo típico, tienen más posibilidades de que sus necesidades en el ámbito de la salud física y mental no estén cubiertas adecuadamente (Lum, et al., 2014; Nicolaidis et al., 2014), lo que incrementa la vulnerabilidad del colectivo y los riesgos para su calidad de vida.
En el caso de niños, niñas y adolescentes con TEA, existe una mayor probabilidad de que acudan a urgencias por problemas relacionados con la salud mental en comparación con sus iguales (Schlenz et al., 2015). Asimismo, la investigación apunta a que requieren y hacen un mayor uso generalizado de diferentes servicios sociosanitarios respecto a otros niños y niñas que también presentan necesidades específicas relacionadas con el cuidado de la salud, como discapacidades físicas o determinados problemas de salud crónica (Kogan et al., 2018)
En cuanto al acceso a un adecuado apoyo emocional y a la atención a su salud mental, las personas con TEA y sus familias destacan las dificultades para acceder a una atención especializada, especialmente después de los 18 años. Así, señalan la falta de servicios y recursos especializados disponibles, la demora en el acceso a recursos de atención sociosanitaria, la escasa atención a sus necesidades individuales, las limitadas alternativas de intervención o tratamiento, y la falta de conocimiento especializado en TEA por parte de los equipos profesionales de salud mental (Crane et al., 2017).
Entre los obstáculos que las personas con TEA y sus familias encuentran para acceder a servicios de atención a la salud destacan factores relacionados con el conocimiento y la formación del personal que proporciona tales servicios, las propias dificultades para reconocer la sintomatología de problemas de salud (por parte de las propias personas con TEA y también de los equipos sanitarios), así como con las características generales de los sistemas y servicios de salud: entornos poco accesibles cognitivamente, falta de recursos adaptados al colectivo, tiempos de espera e incertidumbre, etc. (Nicholaidis et al., 2015).
Es por ello que, desde Autismo España, y en el marco del proyecto “Bienestar emocional, salud mental y trastorno del espectro del autismo: retos y estrategias de abordaje”, financiado por la Fundación Probitas, hemos desarrollado unas recomendaciones destinadas a personal sanitario para favorecer el bienestar emocional de las personas con TEA. El objetivo de estas orientaciones es favorecer el conocimiento por parte de los y las profesionales de la salud en relación a la detección y el abordaje de las condiciones que inciden negativamente en la salud mental y en el bienestar emocional de las personas con autismo, haciendo un énfasis especial en la infancia y la adolescencia.
Recomendaciones para personal sanitario:
- Procura atender a la persona en entornos tranquilos, sin exceso de ruidos, luces o distractores.
- Dirígete principalmente a la persona a la que estás atendiendo, incluso si es menor de edad, e incluye de manera adecuada a sus acompañantes.
- Proporciona el tiempo necesario para que la persona con TEA pueda procesar la información, responder y realizar preguntas si lo necesita.
- Avisa a la persona antes de tocarla.
- Ten presente que para muchas personas con TEA puede ser difícil identificar sus síntomas emocionales y pueden centrarse únicamente en su malestar físico.
- Haz uso de un leguaje adaptado a las necesidades comunicativas de la persona TEA y trata de vincular los contenidos de la sesión a sus gustos e intereses particulares.
- Evita el uso de preguntas abiertas, busca la claridad y la especificidad a la hora de transmitir instrucciones sobre procedimientos y tratamientos.
- Es útil aplicar apoyos visuales concretos como el uso de narraciones, historias, listas, dibujo o tiras cómicas para transmitir la información y aumentar la comprensión.
- Infórmate sobre estrategias y herramientas de valoración diagnóstica o atención a la salud adaptadas al colectivo.
Estas recomendaciones van acompañadas de una infografía que puede descargarse aquí: