Son muchos los mitos que, a día de hoy, perduran en torno al autismo y a las personas autistas. Desde Autismo España trabajamos cada día para acabar con ellos, incidiendo en la necesidad de conocer para comprender. Solo desde el conocimiento de la singularidad y especificidad de la condición se podrán comprender las necesidades del colectivo y dejar a un lado los prejuicios, avanzando en su participación social y en la igualdad de oportunidades.
Falsos mitos sobre el autismo
Entre los falsos mitos relacionados con el TEA destacan los siguientes:
1. El autismo es una enfermedad.
El autismo es una condición de origen neurobiológico relacionada con el desarrollo del sistema nervioso. No es una enfermedad que se contagie o que pueda contraerse en un momento determinado de la vida. Por tanto, una persona con autismo no está enferma, sino que presenta una condición que le acompañará durante toda su vida.
2. El autismo se puede curar.
El TEA acompaña a la persona durante toda su vida por lo que no existen “remedios milagrosos” que puedan curar el trastorno. Sin embargo, la calidad de vida de las personas autistas puede mejorar gracias a tratamientos psicoeducativos basados en la evidencia científica, que permitan fomentar sus competencias y habilidades (siempre de manera individualizada y adaptada a las distintas etapas de su desarrollo vital) para adaptarse mejor al entorno social.
3. Las vacunas pueden causar autismo.
Después del desarrollo de numerosos trabajos de investigación a gran escala y a nivel internacional, la comunidad médica y científica de todo el mundo apoya de forma unánime la conclusión de que no existe evidencia que relacione la vacunación y el desarrollo del autismo. Lee aquí el Documento de posicionamiento elaborado de Autismo España y AETAPI en relación con las vacunas.
4. Las personas con autismo prefieren permanecer aisladas.
Las personas autistas tienen interés en relacionarse con las demás pero, en ocasiones, sus diferencias en la comprensión y manejo de las situaciones sociales dificultan que puedan establecer relaciones con otras personas. Además, algunas personas con autismo pueden ser más sensibles a determinados estímulos sensoriales (táctiles, visuales, sonoros), por lo que pueden no sentirse cómodos ante algunas situaciones que implican, por ejemplo, un contacto físico directo. Sin embargo, las personas autistas pueden afrontar las demandas cotidianas y participar activamente en la sociedad si cuentan con los apoyos necesarios y los ajustes apropiados en el entorno.
5. Las personas con autismo no se comunican.
Todas las personas autistas se comunican, pero no todas lo hacen de la misma manera. Además, puede que no empleen el lenguaje verbal, sino otras formas de comunicación para las que precisan apoyos y recursos, como Sistemas Alternativos o Aumentativos de Comunicación.
6. El autismo lleva asociados rasgos físicos diferenciadores.
Las personas con autismo no presentan ningún rasgo físico diferenciador en su apariencia externa. El autismo solo se manifiesta a nivel de las competencias cognitivas y del comportamiento de cada persona.
7. El TEA lleva asociada una discapacidad intelectual.
El autismo se manifiesta de manera diferente en cada individuo en relación a diversas características, como es el caso de su capacidad intelectual. Algunas personas con autismo pueden presentar discapacidad intelectual asociada, mientras que otras pueden mostrar capacidades esperadas para su edad o incluso por encima de lo esperado.
8. Las personas autistas tienen “habilidades especiales”.
Las películas o series de televisión suelen mostrar personajes con talentos extraordinarios o habilidades especiales pero, de la misma manera que no todas las personas con autismo presentan discapacidad intelectual asociada, tampoco es posible generalizar afirmando que todas tienen un talento excepcional. En muchos casos, esos supuestos talentos fuera de lo común responden a la forma en que funciona su cerebro o los intereses específicos que puedan tener.
9. El autismo se presenta más en hombres que en mujeres.
Tradicionalmente se ha observado un mayor número de diagnósticos en hombres que en mujeres, por lo que se ha considerado el autismo como un trastorno mayoritariamente masculino. Sin embargo, el aumento del diagnóstico en niñas y mujeres en los últimos años, especialmente en aquellas sin discapacidad intelectual asociada, hace que se esté cuestionando esta afirmación.