“Un perro de asistencia es un acompañamiento constante a lo largo del desarrollo del niño o niña con autismo”.
Con motivo de la celebración del Día Mundial del Perro, hoy 21 de julio, queremos conocer la realidad de los perros de asistencia y cómo pueden ayudar a determinados niños y niñas con trastorno del espectro del autismo (TEA) a mejorar su seguridad y autonomía. Para ello hemos entrevistado a Noelia Fernández, presidenta de DogPoint (única entidad en España especializada en el entrenamiento de perros de asistencia para niños y niñas con autismo) y madre de Adrián, un niño con TEA de 11 años usuario de un perro de asistencia desde 2017.
Perro de asistencia para niños con autismo
Contexto normativo
Estos perros, que reciben un entrenamiento especializado y cuentan con una acreditación especial, son una herramienta de ayuda que aparece regulada en las distintas legislaciones autonómicas. Aunque con algunas diferencias sobre los límites y las acreditaciones, la normativa comparte una base común de accesibilidad que parte de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Constitución Española y la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social. Así, partiendo de los derechos establecidos en la Convención (art. 9), así como los artículos 9.2 y 49 de la Constitución, y la citada ley, las personas con deficiencias visuales, auditivas, motoras, psíquicas, sensoriales…tienen reconocido legalmente su derecho al acceso a lugares, espacios, establecimientos y transportes cuando lleven de apoyo un perro de asistencia. Este derecho se considera absoluto, tanto en el acceso, permanencia o la deambulación (aunque, como decimos, en cada Comunidad Autónoma la normativa establezca algunas excepciones como pueden ser los quirófanos, restaurantes o interior de piscinas).
Entrevista a Noelia Fernández, presidenta de DogPoint.
Formada por familias y profesionales que trabajan conjuntamente, DogPoint es la única entidad en España especializada en esta labor de entrenamiento de perros de asistencia para niños y niñas con autismo.
Pregunta (P.). ¿Qué diferencia existe entre el apoyo a niños y niñas con autismo a través de perros de asistencia y el enfoque que tiene la intervención asistida con animales?
Respuesta (R.) Existen muchas diferencias entre perros de asistencia para niños y niñas con autismo (PSNA) y las intervenciones asistidas con animales. Las más destacables podrían ser:
El PSNA convive con el o la menor y su familia. Forma parte del núcleo familiar, apoyando en la mayor parte de las actividades de la vida diaria (paseos, actividades de ocio, ir a comprar, facilitar el sueño…). No se trata de una intervención en un momento concreto de la semana, sino un acompañamiento constante a lo largo del desarrollo del niño o niña.
Los PSNA tienen, por ley, acceso público, lo que significa que podrán acompañar a su niño o niña a todos aquellos entornos donde necesiten de su apoyo para estar seguros o ser más autónomos. Los usuarios de perros de asistencia encuentran en sus perros seguridad y relajación, por lo que su apoyo es especialmente beneficioso en entornos que puedan producir estrés o ansiedad (visitas a hospitales, momentos de espera, entornos con muchos estímulos como parques, la playa, centros comerciales…)
El guía del perro somos siempre la madre o el padre del menor. Los perros de asistencia pasan por un largo proceso de entrenamiento y la familia recibe una formación para guiar al perro de asistencia en todas las actividades.
Los PSNA son también un apoyo para la familia porque, en la medida que reducen las conductas de fuga o la intensidad y frecuencia de las crisis, facilitan que puedan realizar actividades cotidianas o de ocio como ir al cine, dar un paseo relajado o hacer la compra.
La función de los perros de asistencia es aumentar la seguridad de niños y niñas, así como darles oportunidades para desarrollar su autonomía, pero no son una terapia.
P. ¿Qué objetivos se plantea, habitualmente, la incorporación de perros de asistencia en el apoyo a los niños y niñas con autismo y sus familias?
R. Si bien el entrenamiento de los PSNA se hace de forma específica en función de las necesidades de cada familia, las principales razones por las que las familias lo solicitan, en orden de frecuencia, son: las conductas de fuga, las crisis sensoriales y las dificultades en el sueño.
Las conductas de fuga suelen ser la mayor preocupación de las familias. Es un asunto que, como padres y madres, nos preocupa y nos genera mucha inseguridad. El apoyo del perro de asistencia en estos casos es directo pues están entrenados tanto para bloquear esas fugas como para rastrear al menor en caso de que desaparezca.
Otra de las razones son las crisis sensoriales o por frustración. Las bases de trabajo en este aspecto son, por un lado, la comprensión de los elevados niveles de estrés a los que las personas con autismo pueden estar sometidas y el hecho de que la vinculación con un perro puede reducir en los seres humanos los niveles de ansiedad. Reducir el nivel de estrés mejora el rendimiento y la relación que niños y niñas tienen con los estímulos del entorno (siempre y cuando haya una buena vinculación con el perro de asistencia). El perro se convierte en un apoyo para la gestión emocional y la autorregulación. Las familias que tenemos un perro de asistencia hemos comprobado cómo nuestros hijos los buscan en los momentos de crisis. Los PSNA están entrenados para responder en estos momentos de diferentes formas según el niño o niña: pueden darles empujoncitos con el morro, tumbarse encima para crear presión o dar lametones.
Por último, otro de los aspectos de ayuda es el sueño. Muchos de nuestros niños y niñas necesitan de nuestra compañía para conciliar y mantener el sueño. Tras la vinculación con su PSNA, encuentran en su perro esa sensación de compañía que mejora el sueño de toda la familia.
P. Como acaba de comentar, uno de los objetivos de los perros de asistencia es contribuir a minimizar las conductas de fuga que a veces se presentan durante la infancia de los niños y niñas con autismo. ¿Qué ayuda puede facilitar el perro en estas circunstancias?
R. Los niños y niñas llevan un cinturón con el que van unidos al perro de asistencia. En el caso de que el niño tire para escaparse, el perro responde tumbándose y bloqueando, con su propio peso, la fuga.
Ese bloqueo es como llevar un cinturón de seguridad. Si todo falla, nos asegura de que no haya un accidente. Lo que realmente reduce la conductas de fuga es que el niño, además del cinturón, aprende a ir agarrado a un asa que lleva también el perro en su chaleco. La estimulación que aporta el propio movimiento del perro junto con la motivación de “llevar a su perro de paseo” hace que nuestros hijos tengan menos intentos de fuga porque prefieren no soltar el asa.
Además, los instructores de DogPoint, en su desarrollo de habilidades nuevas que puedan ayudarnos, comenzaron hace dos años a entrenar a los PSNA para que puedan rastrear (mediante el olfato) a su niño o niña en caso de que desaparezca. Todo ello hace que las familias salgamos a la calle más tranquilos y que, por tanto, salgamos más.
P. Desde su asociación aseguran que “ni los perros hacen magia ni son la ayuda ideal para todas las personas con TEA”. ¿Qué pueden y qué no pueden hacer los perros de asistencia por los niños y las niñas con autismo y sus familias?
R. Desde que recibimos el diagnóstico de nuestro hijo empezamos a buscar recursos y estrategias para darle las mejores oportunidades. Cada día se habla más de los “beneficios de los perros para los niños con TEA”. ¡Incluso hemos recibido el consejo de adquirir un cachorro de labrador de un neuropediatra!
Tener un perro puede ser beneficioso o no. El caso es que ninguna persona con deficiencia visual se compra un cachorro de labrador esperando que le ayude en su día a día, pero a nosotros nos recomiendan hacerlo y no siempre sale bien. El niño se puede asustar del perro o, por el contrario, tener interacciones bruscas. Por no hablar del estrés que supone tener un cachorro en casa durante sus primeros meses de vida.
Por tanto, como asociación, creemos que lo responsable es decir que la tenencia de un perro no tiene por qué ser beneficiosa en sí misma para las personas con TEA y sus familias. Tampoco todas las personas con TEA sienten una especial atracción por los perros y esto es lo primero que se valora antes de pensar en entregar un perro de asistencia: “¿Le gustan los perros?” “¿Tiene más contacto visual con ellos que con los evaluadores?” “¿Tiene más interacciones espontáneas con un perro desconocido que con una persona desconocida?”. Si el niño o niña muestra interés por el perro, si los animales le son más interesantes, entonces empezamos a analizar las necesidades de la familia.
Los perros de asistencia, en todos los casos, van a aumentar la seguridad vial del menor, siempre que vaya unido a su PSNA. Además, los intentos de fuga se reducen en la medida que la vinculación con su perro aumenta. Los registros pre/post entrega nos muestran que también la frecuencia, duración e intensidad de las crisis disminuye en la mayoría de los casos. Niños y niñas usuarios de PSNA consiguen permanecer en espacios que antes eran verdaderos retos (la sala de espera de un hospital, una sala de cine, comercios, etc.).
Otro dato de los registros son los entornos que la familia visita, indicador de que se sienten más seguros y cómodos. Tras la entrega del PSNA la mayoría de las familias aumentan y diversifican sus actividades.
En cuanto a los niños y niñas con dificultades a la hora de conciliar el sueño, a medida que hay una buena vinculación con su compañero empiezan a dormir con él. La presión que generan los perros, su temperatura y la sensación de compañía inducen la relajación y sirven para que nuestros hijos duerman sin depender de nosotros.
Por último, en algunos casos estamos registrando una mayor intención comunicativa hacia el PSNA o en lo relativo al PSNA (hablar al perro, mirarle, pedirle cosas e incluso hablar del perro a otras personas).
En todo caso, el equipo de instructores y terapeutas de la asociación nos acompaña año tras año (durante los 8 años que puede trabajar un PSNA) para adaptar el entrenamiento del perro a las nuevas necesidades de nuestros hijos. Como entidad especializada en TEA, somos plenamente conscientes de que trabajamos con neurodesarrollo y de que si no se actualiza el entrenamiento de los perros a las nuevas necesidades que nuestros hijos muestran, perderían toda su funcionalidad.
Los perros son un elemento que puede motivar y reducir los niveles de estrés, pero para garantizar los beneficios, tiene que haber un trabajo sólido detrás, tanto en el entrenamiento del perro como en la formación de la familia.
P. También sostienen que la formación y el buen hacer de los y las profesionales que trabajan con los perros de asistencia es fundamental en el apoyo a los niños y las niñas con autismo. ¿Cómo es el proceso de adiestramiento, acoplamiento y seguimiento de los perros de asistencia? ¿Cómo se sabe que el proceso está teniendo buenos resultados?
R. En el caso de DogPoint, el proceso para llegar a ser un Perro de Asistencia tiene una duración de aproximadamente 2 años. Empieza con la selección del cachorro. Trabajamos con la raza Labrador Retriever porque son unos perros a los que les gustan las personas, fáciles de adiestrar mediante comida y refuerzo social. Elegimos cachorros con sensibilidades medias.
El primer año de vida lo pasan con una familia socializadora voluntaria cuya misión es que el cachorro se convierta en un adulto seguro y muy sociable.
A los 12 meses realizamos un exhaustivo control veterinario para descartar posibles patologías como es la displasia de caderas o codos. Sólo los perros que superan este control médico y una evaluación de temperamento pasan a la fase de entrenamiento.
El entrenamiento de un perro de asistencia a cargo de instructores profesionales dura entre 9 y 12 meses. En este proceso aprenden las habilidades específicas para apoyar a su niño o niña con autismo, pero también a tener un perfecto comportamiento en casa y espacios públicos. Los PSNA acompañan a nuestros hijos a restaurantes, hospitales, cines, aviones…y, por tanto, deben pasar desapercibidos y no causar molestias a las demás personas.
La selección de qué perro se destinará a cada familia, la realiza el equipo en los últimos meses de entrenamiento porque siempre buscan encontrar el perro que mejor encaje con el niño o niña y con las rutinas familiares.
DogPoint entregará 25 perros de asistencia en los próximos dos años a familias y niños con perfiles muy diferentes dentro del espectro.
La formación a la familia es un proceso que dura tres meses aproximadamente y con el que aprenderán a guiar al perro. Es importante aclarar que no son ordenadores; padres y madres debemos seguir las pautas que los instructores nos dan para que el proceso sea un éxito.
En la última etapa de la formación se aborda la vinculación con el niño o niña respetando los tiempos, sensibilidades e intereses de nuestros hijos. Cada acoplamiento es diferente y el equipo de terapeutas y educadores nos apoya en esta etapa.
Una vez que el perro ya forma parte de la familia, se realizan seguimientos cada 6 meses para garantizar que se mantenga el nivel de entrenamiento del perro pero, sobre todo, para escuchar las necesidades de cada familia y se puedan entrenar nuevas habilidades a medida que sean necesarias. Por ejemplo, mi hijo no se autolesionaba cuando llegó su compañero Brownie, pero años después comenzó a hacerlo y, junto con los instructores, enseñamos a su perro a intervenir en esos momentos dándole un empujoncito.
Es en este acompañamiento de tantos años donde la asociación realmente marca la diferencia, donde hay un apoyo a las familias tanto en lo referente al perro como en otras áreas. El objetivo de la asociación es cuidar a las personas y, aunque podría limitarse a que los PSNA cumplan su función, en este año de confinamiento hemos ampliado nuestras actividades, creando encuentros y oportunidades de ocio para las familias.
La evaluación de las aportaciones se realiza mediante entrevistas y registros pre/post entrega del PSNA. Actualmente estamos empezando a realizar otro tipo de pruebas objetivas que puedan aportar más datos sobre los beneficios que los PSNA pueden aportar al niño o niña con TEA y su familia. En todo caso, consideramos que los resultados de dichas pruebas deben tomarse con cautela sin llegar a afirmar una relación causa-efecto puesto que hay otras muchas variables (el propio desarrollo, las terapias con evidencia empírica demostrada, etc.) que influyen en el desarrollo del menor.
En todo caso, las familias, en sus registros en informes, expresan que han logrado disminuir el nivel de alerta al salir a la calle, se han atrevido a ir a la compra con sus hijos, irse de vacaciones o dejar de estar constantemente pendientes de dónde estarán sus hijos sabiendo que siempre irán junto al perro.
Hemos conseguido visibilizar ante los demás por medio del peto de PSNA que en nuestra familia hay una circunstancia diferente, con la mayor aceptación de los comportamientos de nuestros hijos que eso implica.
Y, por último, otro punto en el que la mayoría de las familias coincidimos, es que el PSNA nos sirve como punto de desconexión ya que, tener un perro en casa, implica darle paseos y sus momentos de “ser perro”; es decir, sacarlo a la calle y proporcionarle sus momentos para que esté con otros perros, lo que lleva a las madres, padres o cuidadores de los niños a tener también su momento de paseo o de comunicación con otras personas.