“No dejo de preguntarme cómo sería mi vida si hubiera recibido los apoyos que necesito a tiempo”
- "Hay un sesgo de género en la detección y diagnóstico del autismo que deja a muchas mujeres y niñas desamparadas".
- Obviando lo malo, el diagnóstico fue un salvavidas para mí. Dejé de fingir ser algo que no era y empecé a descubrir quién soy realmente.
TESTIMONIO ANÓNIMO
Soy una mujer autista de 28 años, me diagnosticaron a los 23. Mi vida no fue fácil, desde muy pequeña me sentí tonta por las dificultades que atravesé con la lectoescritura y en las interacciones sociales. En el instituto sufrí bullying; pese a que ahora estoy bastante bien, me ha dejado secuelas psicológicas difíciles de remediar.
Hay un sesgo de género en la detección y diagnóstico del autismo que deja a muchas mujeres y niñas desamparadas, es urgente que se aplique la perspectiva de género en la formación e intervención profesional. No he tenido apoyos a lo largo de mi infancia y adolescencia y, ahora en mi adultez, los pocos que tengo debo pagarlos de mi bolsillo o con ayuda de mi familia. Actualmente no estoy yendo a ningún profesional porque no tengo mucho dinero y mis padres tampoco. Estoy en plena transición a mi vida adulta, pronto me iré a vivir sola. Me siento ansiosa y perdida, no dejo de preguntarme cómo sería mi vida si hubiera recibido los apoyos que necesito a tiempo.
Obviando lo malo, el diagnóstico fue un salvavidas para mí. Dejé de fingir ser algo que no era y empecé a descubrir quién soy realmente. Pude identificar lo que me hacía daño y alejarme o buscar estrategias para paliar el malestar. También conocí a gente como yo y supe que no estaba sola ni rota. Recuerdo que tras el diagnóstico tuve miedo de no encontrar empleo pero, gracias a que me reconocieron la discapacidad, ahora tengo una plaza de funcionaria. Me tengo que ir a otra comunidad autónoma pero soy muy feliz.
